EL AMOR Y LA LOCURA
En el principio de los tiempos, cuando no
existía nada. Cuando ni siquiera el tiempo existía porque nadie había inventado
nada para llevarle la cuenta. Cuando el hombre todavía no existía, en mitad del
universo estaban reunidos los vicios y las virtudes que más tarde poblarían a
los humanos en mayor o menor medida.
Y los vicios y las virtudes se pasaban todo
el día discutiendo y peleando, sobre todo azuzados por la Ira y la Discordia. Y
discutían sobre quien habitaría el cuerpo de los humanos, si los vicios o las
virtudes. Y no se ponían de acuerdo porque unos decía que habría más virtudes
que vicios en los humanos y otros que al revés, que sería mayor el número de
vicios que estarían en los humanos.
Y como nadie se ponía de acuerdo. La Locura,
que estaba loca, tuvo una idea que le pareció genial. Y dando brincos en mitad
de la reunión dijo:
- Tengo una idea, tengo una idea para
solucionar la discusión.
Todos se quedaron expectantes. Y la Locura
dando carreras sin ton ni son y saltando por todos lados dijo:
- Es una idea genial que seguro que no falla.
Sí, sí, sí, sí
En este punto la Intriga, que estaba
realmente intrigada, pensó:
- "¿Cuál será la idea tan buena que ha
tenido esta Locura?”
Y la Locura seguía dando botes y haciendo
cabriolas y diciendo:
- ¡Lo tengo! ¡Lo tengo!
Y la Intriga que estaba cada vez más
intrigada, azuzada por la Curiosidad preguntó por fin:
- Oye, ¿Y cuál es esa idea tan buena?
La Locura dio un brinco y después otro y
dijo:
- Muy fácil, muy fácil, muy fácil. ¡Se trata
de un juego!
Como la Locura seguía dando saltos y no
parecía que fuese a decir nada más, la Intriga preguntó:
- ¿Y qué juego es?
- Es muy sencillo, es un juego genial y muy
divertido. - dijo la Locura - Es el juego del escondite.
Entonces la Intriga sí que se quedó
intrigada. Y como ya no podía soportar tanta intriga dijo:
- ¿Y qué demonio de juegos es ese?
- Muy fácil, muy fácil, muy fácil. - dijo la
Locura dando vueltas alrededor de la Intriga - Uno de nosotros se pone a contar
de uno a cien de cara a un tronco muy grande y con los ojos tapados. Y los
demás salen corriendo a esconderse donde puedan. Luego el que cuenta sale a
buscar a los demás. Si al último que encuentre es una virtud, serán las
virtudes las que habiten al hombre en mayor número, si es un vicio serán los
vicios los que habiten a los humanos.
Entonces alguien entre la multitud dijo:
-¿Y si encuentra una pareja de virtud y
vicio?
La Locura pensó un instante y dijo:
- Muy sencillo, se repartirán por igual.
La Inteligencia, que hasta entonces se había
creído la más inteligente pensó:
- "Vaya ideota que se le ha ocurrido a
esta Locura. ¿Por qué no se me habrá ocurrido a mí?”
Entonces la Intriga preguntó:
- ¿Y quién va a contar?
Y la Ternura dijo:
- Anda, Locura, ya que se te ha ocurrido a ti
tan buena idea, ¿qué mejor que seas tú quién cuente?
- De acuerdo, de acuerdo, de acuerdo. - dijo
la Locura.
Y se fue a un tronco a contar:
- Veintisiete, cuarenta y dos, catorce,
sesenta...
Todas las virtudes y los vicios salieron
corriendo a esconderse.
La Justicia cogió de la mano a la Verdad,
porque la Verdad siempre acompaña a la Justicia, y se fueron hasta un río que
pasaba por allí cerca. Era un río de aguas cristalinas y puras. Y la Justicia
dijo:
- Nos esconderemos aquí, para que luego digan
que la Justicia no es clara. -
Y la Justicia se escondió en el fondo del río
junto con la Verdad.
La Ensoñación cogió a la Ternura de la mano y
dando saltitos se fueron a esconder detrás de una nube rosa. Y allí comenzaron
a pintar las nubes de tonos morados, rojos, rosas y azules. Y es por eso que en
los atardeceres el cielo se llena de nubes de colores.
La Lujuria cogió de la mano a la Pasión y
juntas escalaron una montaña para esconderse en ella. Pero una vez dentro la
temperatura empezó a subir y las rocas a calentarse y a fundirse hasta que la
Lujuria y la Pasión hicieron nacer un volcán en aquella montaña.
La Pereza no se movió de donde estaba. Con el
sueño que tenía ella, se iba a molestar en esconderse. Vamos, y se echó a
dormir detrás de un banco que había por allí cerca.
Y así se fueron escondiendo todos, todos
menos dos.
- treinta y tres, cincuenta y ocho,
siete...
La Envidia, envidiosa como siempre, quería
saber dónde se escondía todo el mundo y se quedó allí en medio.
- setenta y siete, ochenta y seis, cincuenta
y uno...
El otro que no se escondía era el Amor.
Porque el amor es indeciso y no sabía dónde esconderse.
La Locura estaba llegando al final de la
cuenta:
- noventa y ocho...
El Amor y la Envidia no sabían dónde meterse.
La envidia vio un pino y se subió en lo alto.
- noventa y nueve...
En el último momento el Amor se tiró a un
rosal de rosas rojas donde nadie se había escondido porque estaba lleno de
púas.
- y ¡cien!
La Locura se dio la vuelta y empezó a buscar
a sus compañeros.
- ¡Cruz por la Lealtad!- La Lealtad, leal
como era, no se había movido del lado de la Locura.
- ¡Cruz por la Esperanza!- La Esperanza se
había escondido cerca pensando que quizá no la
encontrarían.
- ¡Cruz por la Ignorancia!- La Ignorancia,
despistada salió preguntando
- ¿A qué estamos jugando?
- ¡Cruz por la gula que está comiendo
pasteles!
- ¡Cruz por la Soberbia!
La Soberbia salió muy encendida y dijo:
- Me había escondido muy bien, ¿A que me has
encontrado de las últimas?, ¡Vamos, con lo bien que me escondo yo!
- ¡Cruz por la Humildad!
La Humildad se acercó a la Locura y le dijo:
- La verdad es que me has encontrado un
montón de bien.
- ¡Cruz por la Pereza!
La Pereza seguía durmiendo plácidamente a
pesar de todo el alboroto que la Locura estaba
montando.
La Locura llegó hasta el río de aguas
cristalinas, miró al fondo y vio a la Verdad y a la Justicia. Y
gritó:
-¡La Justicia y la Verdad están allá abajo!
La Justicia, que vio que la habían visto,
revolvió el fondo para que las aguas se volvieran turbias y no pudieran verlas.
Y le dijo a la Verdad:
- Tú quédate aquí que yo saldré por las dos y
convenceré a la Locura de que no te ha visto.
Y la Verdad le hizo caso y allí se quedó, y
la Justicia salió corriendo detrás de la Locura, y corría más y más hasta estar
a punto de alcanzarla cuando de repente se tropezó con una piedra y se cayó.
Con la caída se había lastimado una rodilla, pero aun así se levantó y siguió
corriendo cojeando, pero cuando llegó la Locura ya había llegado.
Es por eso que la Justicia cojea, pero
siempre llega. Y desde entonces a la Verdad no se le ve por ningún lado.
Entonces la Locura se fijó en que la montaña
donde se habían ocultado la Pasión y la Lujuria ahora era un volcán.
-¡Qué raro! - se dijo la Locura. Y fue a
investigar.
Así que la Locura subió por la ladera del
volcán y se asomó al borde del cono. Y allá abajo, en una repisa de piedra
Pasión y Lujuria estaban dando rienda suelta a todo lo que representaban. La
Locura, avergonzada, dijo mirando para otro lado:
-¡Cruz por la Lujuria y la Pasión que están
ahí abajo haciendo cosas feas! - y se fue corriendo dejando a la Lujuria y a la
Pasión, quienes no se habían enterado de nada, con sus cosas.
Luego la Locura miró al horizonte y vio nubes
de colores en forma de dragones, elefantes, princesas, duendes y castillos. Y
pensó la Locura:
- "Esto parece cosa de la Ensoñación, y
si la Ensoñación está por aquí la Ternura no tiene que andar lejos".
Y efectivamente, subió hasta las nubes y allí
vio a la Ensoñación contándole cuentos a la Ternura y esta mientras tanto hacía
nubes con las formas que le relataba la Ensoñación. Y la Locura, viéndolas tan
atareadas no quiso molestarlas y escribió en una nube: "¡Cruz por la Ensoñación
y la Ternura!” Y se fue.
La Locura ya había descubierto a todo el
mundo menos a dos: la Envidia y el Amor (ya que a pesar de lo que decía la
Justicia, ella tenía una cierta idea de por dónde estaba la Verdad. Los locos
están locos, pero no son nada tontos). Ya no sabía dónde buscar y miró al cielo
para pedir ayuda. Y con esto vio a la Envidia que estaba en lo alto del pino.
- ¡Cruz por la Envidia!
La Envidia, envidiosa de que no hubieran
encontrado al Amor, se bajó del árbol y dijo:
- Pues el amor está escondido en esas zarzas.
La Locura dio vueltas a la zarza pero no vio
al Amor, y es que el Amor es difícil de encontrar a veces.
- Pero busca bien, que está ahí.- dijo la
Envidia.
La Locura intentó apartar las zarzas con las
manos pero se pinchó
-¡Ay!
Y es que a veces el Amor hace daño sin
querer.
- Pero busca bien, que seguro que está ahí. -
azuzó la Envidia.
La Locura ya no sabía qué hacer y cogió una
horca de dos puntas y comenzó a pinchar las zarzas con ella. Finalmente se oyó
un grito que dejó a todos helados:
-¡Ahhhhh! -
El Amor salió de las zarzas con las cuencas
de los ojos vacías bañadas en sangre. La Locura no sabía qué hacer, todos le
estaban mirando, y sintiéndose culpable por lo que había hecho le prometió al
Amor que a partir de ese momento sería su lazarillo.
Y es por eso que dicen que el Amor es ciego y
siempre va acompañado por la Locura.
Información que se proporciona en a introducción: Se menciona a los personajes del cuento los vicios y las virtudes; que están discutiendo sobre quien poblara a los humanos.
Mensaje principal de todo el texto: contarnos la historia del por qué el amor es ciego y la locura lo a compaña; ademas de también explicar el por qué de algunas cosas que ocurren en la vida y nuestro alrededor.
Reflexión o idea principal que expresa el cierre: El amor fue cegado por culpa de la locura y la locura sintiéndose culpable le prometió acompañarla por siempre: es por eso que dicen que el amor es ciego y la locura siempre lo acompaña.
Por Rocío Sánchez Chávez :D