martes, 5 de marzo de 2013

Texto reflexivo- LA RUTINA MATA (lau jasso)


La Rutina Mata.

La alarma suena a la misma hora de siempre. Son las seis de la mañana, ni un minuto más ni un minuto menos, coloca su mano sobre el botón y apaga la chirriante alarma. Toma las sabanas y las hace a un lado, la piel se le pone de gallina al entrar en contacto con el aire helado que inunda la habitación. Finalmente se decide a abrir los ojos, bosteza con somnolencia y se estira en un intento de desperezarse.

La pequeña hendidura del techo sigue goteando, la cafetera está encendida, la ropa colgada sobre el gancho, los zapatos debajo de la cama y el cuarto sigue siendo gris. Todo está en orden, siempre lo está, es su monótona rutina diaria, más difícil de romper que una maldición.

Se mete a la ducha y se restriega bajo el agua caliente, cada gota que cae quema pero es un ardor placentero, un ardor que poco a poco calienta el cuerpo.

Comienza a colocarse la ropa. Mete los pies dentro de los zapatos. Camina hacia la cafetera y se sirve el café, siempre negro y bien cargado para no caer bajo los brazos de Morfeo durante las labores del trabajo.

Se sienta en la mesa, come con lentitud su pan con mermelada mientras revisa la agenda, pendientes y compromisos por hacer, un día entero por delante.

Se dirige al baño. Toma el cepillo, coloca la pasta sobre sus cerdas y comienza a restregar sus dientes. Arriba, abajo, derecha, izquierda… una, dos, tres.

Enjuaga su boca y lava su cara. Toma la toalla y seca la piel húmeda, deja la toalla mojada aun lado del lavamanos y se admira en el espejo, esta vez es diferente… no es la misma mirada de siempre, ahora no ve solo si el cabello esta correctamente acomodado o si no ha quedado alguna mancha en la ropa, esta vez ve algo más.

Las bolsas bajo sus ojos, las arrugas en la piel demacrada, la piel pálida y grisácea,  la poca luz en la mirada, como si la vida no fuera vida, como si su vida consistiera en una triste y miserable vida.

Toma aire y le da la espalda al espejo, solo quiere alejarse de su reflejo. No puede ser esa persona detrás del espejo, esa persona  parece más grande de lo que es, esa persona parece que los años le pasan encima y que la vida es eso que pasa mientras está detrás de un escritorio.

Toma los materiales de trabajo, la cartera, las llaves… todo lo indispensable para un día más. Por dentro quisiera poder dejar la rutina, quisiera simplemente salir, conocer, viajar, reír, brincar, despreocuparse… pero sabe que eso es solo un sueño, una bella ilusión con la que solo puede soñar por las noches y anhelar por las tardes, es lo más cerca que estará de aquella bella irrealidad.

Con fuerza toma el picaporte y lo gira. Un pie y luego el otro, cierra la puerta con lentitud, deja salir al aire en un suspiro y camina, directo hacia la monotonía, directo hacia la armoniosa sincronía que la sociedad ha creado.

Atardeceres a la orilla del mar, noches estrelladas a la luz de la luna, pesca en el lago mientras el sol te deslumbra y ciega, crepúsculos acompañados de una cálida brisa otoñal con hojas danzando al son del viento, la sonrisa en tu cara y el latido de tu corazón en los oídos, diciéndote que estas más vivo que nunca, listo para vivir la vida y no sentarte a verla pasar.

Linda fantasía, tan cercas pero tan inalcanzable, vida sabor a limón que se ha creado el hombre. Rutina rutinaria que mata con lentitud y lastima como espinas en el corazón, como daga al alma. La rutina, definitivamente, es una forma más de matar el alma. Al parecer al hombre se le da bien eso de encontrar formas de matar al espíritu y a uno de seguirlas.
Autora: Ana Laura Jasso González. (Lau Jasso)

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